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La importancia de los pequeños detalles en el proceso de compra

  • Foto del escritor: Emilio Massa
    Emilio Massa
  • 18 jun 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 9 jul 2019


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A principio de los años 80 Ron Dennis, se incorporó al equipo Mc-Laren como jefe de mecánicos. En esa década, los coches de fórmula uno carecía de las medidas de seguridad actuales, y los pilotos cuando salían a la pista, literalmente, se jugaban la vida en cada vuelta del circuito.


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El único objetivo era ganar la carrera, y para ello tenían que cumplir dos premisas, la primera era tener el coche más rápido, y la segunda, ser el piloto más agresivo y veloz.

Todos los esfuerzos de los equipos tenían estos dos objetivos para alcanzar la gloria, pero surgían muchos problemas con la fiabilidad de los coches y la seguridad de los pilotos que pendía siempre de un hilo. Solo en la década de los 70, habían fallecido 10 pilotos, si tenemos en cuenta que en la competición había de media unos 20 pilotos, el número es elevadísimo.


Gran parte de estas muertes estaban relacionadas con fallos de motor, incendios en el coche… que no podían ser detectados por el equipo al no contar con la tecnología adecuada y de la que disponen los equipos actual mente y que puede detectar cualquier problema mecánico o eléctrico en el mismo momento de la carrera.


El señor Ron Dennis, que con el tiempo se convirtió en una figura relevante del motor al frente de la escudería Mac Laren, llegó a la conclusión, que todos los esfuerzos que estaban realizando por ser más rápidos los llevaba casi siempre al fracaso por problemas de fiabilidad. Es en este momento cuando se dedica a tratar de detectar posibles problemas en los coches para poder prevenir posibles accidentes y averías.


En esta época, las zonas de pitlane y boxes de los circuitos estaban asfaltadas y de color gris oscuro, y por lo tanto una pequeña fuga de algún fluido del motor, o bien alguna pequeña pieza que pudiese desprenderse del coche a la hora de ponerlo a punto antes de salir a pista, era prácticamente indetectable. Por este motivo ello, la FIA (Federación Internacional del Automóvil) propuso pintar el suelo de los boxes, pitlane y talleres de color blanco, o bien un color más claro. De este modo cualquier fuga sería detectada de inmediato antes de sacar el coche a pista.


Este pequeño detalle supuso un antes y un después en la fiabilidad de las carreras. Es más, el equipo Mc-Laren, logró en la década de los 80, cuatro campeonatos mundiales de Fórmula uno.


Este ejemplo es aplicable a cualquier ámbito de la vida. En el caso de la gestión de las compras, la importancia de los pequeños detalles es crucial, y en la actualidad podemos detectarlos mediante estudios analíticos

El mundo empresarial actual está monopolizado por la gran competencia en todos los sectores. Esta competencia no es un elemento negativo, ni mucho menos, nos ayuda a mejorar y superarnos para poder competir contra ella.


La mayoría de las empresas punteras, están en una posición privilegiada gracias a sus competidores, que les impulsan a esforzarse más aún, a evolucionar e incluso a reinventarse.

¿Cómo podemos salir de nuestra zona de confort? precisamente a través de la competencia, que nos generará el impulso por mejorar y superarnos a nosotros mismos.


Pero la gran pregunta que nos hacemos muchas veces, es ¿Cómo podemos mejorar? Está claro que nadie tiene el secreto o la fórmula definitiva para crecer en el mercado, pero si hay un elemento determinante que nos puede ayudar bastante, y son “los pequeños detalles”.


El día a día en nuestros trabajos, nos lleva habitualmente a dedicar el mayor tiempo de nuestras jornadas laborales a realizar esas funciones básicas con resultados más inmediatos y tangibles, pero por el camino, nos olvidamos de algunos detalles, que consideramos insignificantes, y que pueden resultar un cambio radical en nuestros resultados.


Al igual que sucedía en la fórmula uno cuyo objetivo era ser el más veloz sin reparar en otros aspectos; en el mundo de las compras y la negociación sucede lo mismo; las empresas demandan a sus equipos de compras tener los precios más bajos negociando de la manera más agresiva para poder obtenerlos.

Este es un modelo válido, pero desde mi punto de vista, algo obsoleto.

La gestión de compras tiene que ser algo más que eso. La negociación, es una de las principales variables, pero para poder llevarla a cabo de manera eficiente, pueden entrar en acción muchas pequeñas variables, que no son únicamente precio, precio y precio, y que pueden resultar muy beneficiosas para las compañías.


Potenciar los perfiles analíticos en la gestión de compras es vital hoy en día, además de la afiliación con el resto de áreas de la compañía, para conocer exactamente cuáles son las necesidades de cada uno de ellos, y poder detectar potenciales mejoras que generen un mayor beneficio, que el simple hecho de negociar un precio.

 
 
 

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